Hidrops fetal no inmune

El edema no fetal es el resultado final de algunas enfermedades fetales intrauterinas, como resultado de lo cual se acumula líquido en las cavidades del cuerpo, se produce una hinchazón de los tejidos y se desarrolla una gran insuficiencia en la respiración.

Al mismo tiempo, todo termina muy mal: en el 60-80% de los casos, se produce un resultado letal, a pesar del progreso de la medicina moderna y los métodos de tratamiento existentes.

La supervivencia depende del período en que nació el bebé y de la gravedad de las enfermedades que precedieron al desarrollo de la hidropesía. Si el parto comienza temprano, las posibilidades de supervivencia del niño se reducen. Un resultado positivo del tratamiento de una hidropesía fetal no inmune es posible solo si el feto se diagnostica temprano y diagnostica el factor etiológico del feto, lo que permitirá estimar el pronóstico y determinar las posibilidades y tácticas disponibles para tratar esta patología.

Causas de hidropesía fetal

Hay tales causas de hidropesía fetal no inmune:

Dropsia del cerebro en el feto

La hidropesía congénita del cerebro también se llama hidrocefalia. La afección se caracteriza por una acumulación excesiva de líquido cefalorraquídeo en el cerebro. El líquido ejerce presión sobre el cerebro del niño, lo que puede ocasionar retraso mental y deficiencias físicas. Según los estudios, aproximadamente 1 niño de cada 1,000 nace con esta enfermedad. Combata la enfermedad que necesita para comenzar lo antes posible. Luego existe la esperanza de reducir complicaciones serias y de largo plazo.

El síntoma principal de la hidropesía del cerebro es una gran cabeza. Su desproporción es notable inmediatamente después del nacimiento o durante los primeros 9 meses posteriores. Para confirmar el diagnóstico, se realiza un escáner cerebral, una resonancia magnética, un ultrasonido o una tomografía computarizada. Es extremadamente importante diagnosticar la enfermedad temprano y comenzar el tratamiento en una etapa temprana de su desarrollo, en los primeros tres o cuatro meses de la vida del niño. El tratamiento consiste en una intervención quirúrgica para establecer un cortocircuito (tubo) para extraer el líquido cefalorraquídeo.

Los niños con hidrocefalia congénita corren el riesgo de diversas anomalías del desarrollo. A menudo necesitan tipos especiales de terapia, como fisioterapia o terapia del habla.