El festival pagano de la Noche de Walpurgis, también llamado la Noche de las Brujas y el Fuego Brujo, se celebra la noche del 30 de abril al primero de mayo. Los pueblos de algunos países de Europa occidental al mismo tiempo celebran el festival de primavera, que tiene sus raíces en las tradiciones del período precristiano. Los habitantes de los países celtas celebran Beltein aproximadamente en el mismo período, y la noche de Walpurgis en varias tierras alemanas y en Praga se celebra en una danza tradicional, que se lleva a cabo en torno al árbol de mayo pagana.
Historia de las vacaciones
Este nombre se le dio a la fiesta en honor de San Valpurga, que fue canonizado en 778. Es su recuerdo anual el 1 de mayo.
En el pasado, en la noche de Walpurgis, se llevaban a cabo rituales destinados a expulsar a las brujas. Los aldeanos encendieron una gran cantidad de incendios, que a menudo quemaban brujas rellenas de paja, caminaban con antorchas en el hogar, llamadas campanas de las iglesias. La gente creía que en la noche de Walpurgis la hierba adquiría un poder milagroso.
La creencia alemana dice que en la noche de Walpurgis no solo se reúnen brujas, sino también hombres lobo con las almas de los difuntos. Las brujas en estas vacaciones vienen con características de amantes. En el medio de la reunión, en una gran mesa de piedra o en una silla alta estaba sentado Satanás con una cara negra y humana y un cuerpo de cabra. En primer lugar, todos los invitados se arrodillan ante él, besando las piernas de Satanás, mostrando sumisión y devoción. Sin embargo, Satanás solo habla con la reina de las brujas, quien le informa sobre todas las malas acciones realizadas en un año. Juntos planean las maquinaciones para el próximo año. Luego comienza una fiesta con comer carne de caballo, calaveras y piel de vaca. A la música que fluye de la cabeza del caballo y la cola de gato, las brujas se embarcan en bailes salvajes, y en la mañana en la hierba los aldeanos ven los círculos pisoteados por ellos.
Noche y modernidad de Walpurgis
Hoy en esta noche extraña en los países europeos, como hace cien años, quemando hogueras, desafiando a las brujas que han volado al sábado, jugando en la diversión de antaño, escuchando actuaciones de coros