¿Cómo introducir la yema en el señuelo?

Con cuántos meses puede dar una yema a un niño, esta pregunta desconcierta a las madres jóvenes que, siguiendo el consejo de las abuelas, se apresuran a introducir la miga con este sabroso y útil obsequio. No hace mucho tiempo, la yema de pollo se introdujo en la dieta del bebé una de las primeras. Pero si vale la pena darse prisa y cómo introducir adecuadamente la yema en el señuelo de un niño , estas y otras preguntas interesantes intentaremos responder ahora.

¿Por qué y durante cuántos meses puedes darle yema a un bebé?

El hecho de que la yema de pollo sea increíblemente útil, no tiene que decirlo. Contiene todo un complejo de componentes necesarios para el pleno crecimiento y desarrollo del bebé. En primer lugar, se trata de aminoácidos, como glicina, lisina tirosina y otros. El producto también es rico en grasas, vitaminas, potasio, hierro, fósforo y yodo.

Sin embargo, a los especialistas en el campo de la pediatría no se les aconseja apresurarse con la introducción de la yema en la dieta de un bebé. Solo de 7 a 9 meses, el sistema digestivo de migas estará listo para la adopción de este producto. Además, no olvide que la yema - un alergeno fuerte, por lo que los niños propensos a las alergias, e incluso el conocimiento de dicho producto debe posponerse.

¿Cómo introducir y con qué frecuencia darle la yema a un niño en señuelo?

Después de consultar con el pediatra y tomar la decisión de que es hora de diversificar el menú migas con yema de gallina, las momias deben seguir las reglas generalmente aceptadas para la introducción de un nuevo plato. La primera porción de la yema diluida en la leche materna o la mezcla debe ser mínima. Para empezar, puede darle al niño un sabor de un plato nuevo en la punta de una cucharilla. Si no se sigue una reacción negativa en forma de trastorno, estreñimiento o alergia, al día siguiente se puede aumentar la porción, elevándola gradualmente a ½ yema. En cuanto a la cuestión de la frecuencia con la que se debe dar una yema a un niño, los pediatras no recomiendan abusar del producto. Será suficiente que el bebé coma la mitad de la yema dos veces por semana. Esta cantidad no afectará negativamente el trabajo del tracto digestivo y saturará el cuerpo con aminoácidos útiles, vitaminas y oligoelementos.