Inflamación del intestino delgado: síntomas, tratamiento

Dependiendo de la zona de inflamación del intestino delgado, los síntomas y el tratamiento serán diferentes. Lejos de tener siempre dolor agudo en el abdomen, la hinchazón o el estreñimiento son un testimonio de la enteritis. Hay muchos tipos de inflamación, así como sus causas, y cada uno de ellos tiene sus propios signos. Es importante reconocer correctamente la enfermedad y tomar las medidas adecuadas.

Síntomas de inflamación del intestino delgado

Dependiendo de la parte del intestino delgado donde se haya producido la inflamación, se distinguen los siguientes tipos:

El más común es la duodenitis, ya que el duodeno está conectado al estómago y los conductos biliares, y por lo tanto, es el primero en recibir el choque. Si la duodenitis no se trata, la inflamación cubre rápidamente todo el intestino delgado. Dependiendo del curso de la enfermedad, se distingue entre la forma aguda y crónica de la enteritis. Aquí están los principales signos de inflamación aguda:

La enteritis crónica se manifiesta de la siguiente manera:

Cómo tratar la inflamación del intestino delgado?

El tratamiento de la inflamación del intestino delgado no es necesario si este fenómeno es causado por la desnutrición, actúa como una complicación de una enfermedad transferida o está asociado con el estrés.

Normalmente, cuando se elimina el factor provocador, la enteritis pasa por sí sola. Si la inflamación es causada por una infección, es necesaria una terapia antibacteriana, seguida de tomar medicamentos que restablezcan la microflora intestinal normal.

A veces se prescriben tabletas que tienen una función envolvente para reducir la acidez.

El tratamiento de la inflamación del intestino delgado con remedios caseros también implica el uso de caldos envolventes: corteza de roble, semillas de lino. Estos son absorbentes naturales. Para el alivio de la inflamación, es adecuada una decocción de manzanilla, una tintura de kalgan y propóleos.

A menudo, los médicos recomiendan ayunar con la posterior transición a la dieta número 5 , con un bajo contenido de grasas, azúcares y alimentos que provocan una mayor producción de bilis. Estos incluyen frutas ácidas, especias, productos ahumados.