Valores espirituales y materiales

Los principales criterios para la autorrealización de una persona son los valores espirituales y materiales. Desde el nacimiento en el niño, las bases de su futuro comienzan a formarse. El ambiente en la familia, la situación circundante, todo esto tiene un impacto directo en la formación de valores .

Todos los días, los aspectos materiales en la vida se vuelven más importantes, empujando las emociones, los sentimientos y las experiencias a un segundo plano. El entorno a veces simplemente no da opción, ya que todos tratan de parecer "como una imagen", mientras viven en un lindo departamento y tienen una cuenta bancaria. En la búsqueda de estos beneficios, una persona se olvida por completo de lo más importante acerca de estar en el corazón y el alma. No encontrar la armonía para alcanzar la felicidad es simplemente imposible, ya que hay millones de ejemplos de personas exitosas pero infelices.

¿Cómo lograr la unidad?

Para obtener un conjunto completo de valores materiales y espirituales, debes decidir qué es de gran importancia para ti y qué es absolutamente innecesario en la vida.

En psicología, hay un ejercicio bastante fácil que ayudará a exponer los valores espirituales y materiales de una persona y clarificará claramente los problemas de la autorrealización. Para él, debe tomar una hoja de papel y responder honestamente a tales preguntas:

  1. Imagine que la vida se interrumpirá después de 15 años. Piensa en lo que quieres hacer durante este tiempo? ¿Qué le gustaría recibir después de la fecha de caducidad?
  2. Ahora reduzca el tiempo a 5 años. ¿Qué nuevo querrías hacer y qué dejarías de hacer?
  3. El período mínimo de vida es solo de un año. ¿Cuál es la mejor manera de vivirlo? Que dejar atrás?
  4. El más triste Tú no eres más ¿Qué está escrito en la sección de tu obituario? ¿Quién eras tú?

Ahora lea cuidadosamente lo que ha escrito y saque las conclusiones apropiadas.

La diferencia entre los valores espirituales y el material

Las emociones y los sentimientos no disminuyen en proporción a la cantidad de personas que los poseen, a diferencia de los bienes materiales. Los valores espirituales no se parecen a los materiales, ya que no desaparecen al absorberse, sino que se convierten en parte del mundo interno de una persona, enriqueciéndolo.