La repentina muerte de Carrie Fisher, de 60 años, a bordo del avión en diciembre del año pasado, fue inesperada y causó muchas malas sospechas que, como se vio después, se justificaron. En el cuerpo de la actriz se encontró un cóctel de heroína, cocaína, metadona, éxtasis, alcohol.
Mala salud
En vísperas de la aplicación de la ley publicaron los hallazgos del forense del distrito de Los Ángeles, que realizó una autopsia del cuerpo de Carrie Fisher, que hasta las causas de la muerte de la legendaria princesa Leia de la "Guerra de las Galaxias". Afirma que Fisher murió por la interrupción espontánea de la respiración mientras dormía y menciona "algunas razones vagas".
La actriz sufría de una enfermedad cardíaca aterosclerótica, que desencadenó un ataque al corazón la semana anterior a su muerte, y un trastorno bipolar. Para mantener la enfermedad mental incurable bajo control, Carrie siempre bebía antidepresivos, que no podían afectar negativamente el trabajo de otros órganos.
Por cierto, los familiares después de la cremación colocaron simbólicamente las cenizas de Fisher en una urna en forma de cápsula antidepresiva.
Dependencia de las drogas
Los patólogos encontraron en el cuerpo de la actriz huellas de varias drogas que explican una serie de causas inciertas que provocaron el síndrome de apnea abstinente en Carrie.
La concentración de cocaína en el cuerpo de Fisher dice que lo usó durante 72 horas (3 días) antes de volar a Los Ángeles desde Londres, lo que le resultó fatal, como se indica en el informe toxicológico. También en su sangre había heroína, éxtasis, metadona y alcohol.
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Recordemos, la muerte de Carrie fue acompañada por otra tragedia. Su madre actriz Debbie Reynolds no pudo sobrevivir a la pérdida y murió el día después de la muerte de su hija.