Radioterapia

El tratamiento de neoplasmas malignos en el cuerpo humano tiene como objetivo la destrucción de células cancerosas patológicamente activas. La radioterapia permite eliminarlos muy rápidamente y detener el crecimiento del tumor, pero está asociado a complicaciones, ya que no se puede evitar el daño a los tejidos sanos durante el procedimiento.

Radioterapia de tumores malignos

La radiación de radiación ionizante afecta las células patológicas de dos maneras. En primer lugar, la radioterapia promueve la modificación de las moléculas de agua, que es la base del citoplasma de cualquier formación orgánica, en peróxidos y radicales, provocando la destrucción de la estructura celular. En segundo lugar, la radiación daña el ADN del tumor al ionizar todos sus átomos.

Como puede verse, la radioterapia en el tratamiento del cáncer es una de las formas más efectivas para detener el crecimiento de neoplasmas y también para prevenir la metástasis. Gracias al método de tratamiento descrito, se bloquea la división celular activa y se detiene su efecto destructivo sobre el organismo.

¿Cómo se realiza la radioterapia?

Hasta la fecha, hay tres tipos de procedimientos:

En el primer caso, el tejido sano se encuentra entre el tumor y el radiador. A pesar de la alta precisión y la capacidad de enfocar dispositivos modernos para la radioterapia, hay daños en las células circundantes. Esto provoca muchos efectos secundarios negativos, pero al mismo tiempo, el método es muy común debido a su disponibilidad y versatilidad, así como también a los resultados rápidos del tratamiento.

La terapia con radionucleidos implica la introducción directa en la sangre humana de un fármaco farmacológico que, al acumularse solo en células patológicas, destruirá el tumor. A veces, el agente se inyecta en el tejido del tumor mediante inyección.

El último tipo de exposición se usa durante la cirugía o con tumores localizados cerca de la superficie de la piel. La terapia de contacto le permite realizar la irradiación más precisa y enfocada sin dañar las células sanas vecinas.

Radioterapia: efectos secundarios

Separe los efectos locales y sistémicos de la radioterapia. Los efectos secundarios locales se manifiestan en forma de quemaduras, hemorragias, fragilidad de los vasos sanguíneos y las arterias en las áreas de exposición, ulceración de las superficies que han sufrido exposición a la radiación ionizante.

Las consecuencias sistémicas se deben a la respuesta del cuerpo a la descomposición de las células dañadas:

Para reducir las manifestaciones antes mencionadas, se necesitan varias medidas de apoyo, una de las cuales es una dieta especial.

Nutrición para la radioterapia

Principalmente, debemos concentrarnos en productos naturales saludables que garanticen una dieta equilibrada y la ingesta de todas las vitaminas y oligoelementos en cantidades suficientes. Además, es necesario excluir de la dieta las grasas saturadas, el azúcar y la lactosa, así como las bebidas carbonatadas, ahumadas, confitadas, ahumadas y el café.

Productos preferidos:

Recuperación después de la radioterapia

Los efectos negativos de la exposición a la radiación desaparecen gradualmente, generalmente en 2-3 meses. Para una recuperación completa, es importante cumplir con la dieta descrita, así como seguir las recomendaciones del oncólogo tratante.