¿Cómo elegir botas de snowboard?

Las botas para el snowboard son de gran importancia, ya que dependen no solo de la comodidad, sino también de la seguridad del esquí. Si el zapato se ha elegido incorrectamente, entonces existe el riesgo de lesiones, por lo que la elección debe abordarse con plena responsabilidad.

¿Cómo elegir botas de snowboard?

Hay varios criterios básicos que deben seguirse al elegir dichos zapatos. La elección de botas para snowboard debe comenzar con la definición del tamaño, ya que cada fabricante puede usar su malla dimensional. Hay una manera universal: debes elegir zapatos, comparando el tamaño de la plantilla y el pie. En casa, mida el tamaño de su pie, agregue 2 cm al valor obtenido y use el número total cuando compre zapatos. Las mejores botas de snowboard están hechas de cuero sintético, ya que no se deforma, tiene una gran flexibilidad y dura mucho tiempo, lo que no se puede decir sobre las variantes hechas de material natural.

Asegúrate de probar tus zapatos. La pierna debe estar bien fijada, el talón no debe aflojarse y ajustarse cómodamente contra la plantilla. Cuando te pones derecho, el dedo debe descansar un poco en la punta de la bota, esto es ideal para el snowboard .

¿Cómo elegir botas de snowboard, dada la rigidez?

Una vez que haya determinado el tamaño, es necesario tener en cuenta el parámetro de rigidez, ya que esto afecta la comodidad de la conducción y la capacidad de mejorar sus habilidades. En general, hay 3 tipos de rigidez:

  1. Por debajo del promedio (1-2) . Esta opción es ideal para principiantes, ya que es posible controlar cada movimiento. Después de 2 temporadas, vale la pena cambiar a zapatos más rígidos.
  2. El promedio (3-6) . Tales zapatos son adecuados para personas que están confiadamente paradas en el tablero. En tales botas es cómodo y puede usarse por muchos años.
  3. Alto (6-10) . Esta opción está dirigida a profesionales que patinan rápido y tienen una buena reacción.

Después de haber comprado botas nuevas para snowboard, no las posponga hasta el primer viaje. Al igual que con los zapatos comunes, es mejor llevarlos de antemano, de modo que la pierna se acostumbre.