Estrés y angustia

En nuestra vida, suceden muchos problemas, pequeños y no muy grandes, se acumulan, pierden la paciencia, los obligan a separarse de sus maridos y le gritan al gato que se ha puesto de pie. Luego llega el momento de los sedantes, que tragamos, maldiciendo las últimas palabras de estrés constante. Y en este momento no creemos en absoluto que sin una conmoción nerviosa una persona simplemente no podría sobrevivir. Vamos a descubrir qué tensiones debemos temer, y cuáles debemos agradecer por la oportunidad de desarrollar.

El concepto de estrés y angustia en psicología

¿Qué es el estrés ? Desde el punto de vista de un lego, estos son trastornos nerviosos que nos desequilibran y, por lo tanto, deben evitarse. Pero el entusiasmo también es estresante, así que ¿qué hay de renunciar al amor, viajar y la buena música para no perder su preciosa paz mental? Aparentemente, este pensamiento también visitó las mentes de los científicos y, como resultado de la investigación, llegaron a la conclusión de que no todas las tensiones son igualmente dañinas. Por primera vez, este concepto fue introducido en la práctica científica por Hans Selye en 1936, y lo definió como una tensión que surge en respuesta a cualquier demanda. Es decir, el estrés es una reacción natural, que permite a una persona adaptarse a las condiciones cambiantes de la vida. Resulta que no es necesario luchar con tal tensión, de lo contrario, la muerte por el más mínimo cambio en la realidad circundante. Pero ¿cómo puede haber un exceso de choques nerviosos que conducen a varias consecuencias desagradables? Selye logró encontrar la respuesta a esta pregunta, destacando dos tipos de estrés: eustress y angustia. En el primer caso, estamos hablando de la reacción fisiológica inherente a nosotros por naturaleza para la supervivencia. Pero la angustia es el mismo esfuerzo excesivo que ocurre bajo la influencia de cargas desfavorables excesivas.

La psicología moderna ha ampliado un tanto el concepto de estrés y angustia, para determinar el momento en que una reacción útil se transforma en un estado mórbido. Los psicólogos estadounidenses han desarrollado una escala completa de situaciones estresantes, donde cada evento importante se puntúa en puntos. Si durante un año la suma de puntos alcanza los 300, entonces podemos hablar sobre la emergencia de una amenaza para nuestra salud. Es curioso que en esta escala, los eventos alegres tienen mucho peso, por ejemplo, la boda y el nacimiento de un niño se estiman en 50 y 39 puntos respectivamente. Por lo tanto, incluso si el año estuvo sobresaturado con eventos alegres, el nivel de tensión nerviosa comenzará a aumentar de escala. Es decir, tratando de calmarse después de una fuerte agitación emocional, no se olvide de los acontecimientos positivos.