Miedo al espacio cerrado

Claustrofobia o miedo al espacio cerrado, una de las fobias más comunes del mundo moderno. Las personas que la padecen experimentan pánico al quedarse en un espacio cerrado. En el momento del ataque de miedo tienen dificultad para respirar, temblores, hay transpiración, en casos especialmente severos, incluso una pérdida de conciencia es posible. Les parece que las paredes y el techo están comprimidos a su alrededor y están a punto de aplastarlos, existe la sensación de que el oxígeno pronto terminará y no tendrán nada que respirar.

Me estoy muriendo!

La razón de esta desgracia radica en el miedo banal a la muerte, que, por cierto, es inherente a todos los seres vivos. Simplemente en este caso, se transforma en una fobia al espacio cerrado, causada por el estrés constante de una estancia prolongada en una habitación bien cerrada (por ejemplo, en un ascensor atascado).

A las personas que sufren de claustrofobia les resulta difícil volar por aire, rara vez descienden al metro y prefieren viajar principalmente por tierra. A menudo, los síntomas de miedo al espacio confinado se manifiestan en aquellos que solo tienen un tercer observador de las consecuencias de la larga estadía de otras personas en él. Se observa que después de fuertes terremotos, el número de "propietarios" de dicha fobia aumenta muchas veces, y en su mayoría aquellos que no sufrieron daños personalmente, pero con sus propios ojos vieron los cuerpos de las víctimas que murieron bajo los escombros.

Lucha contra tus demonios

A veces, la claustrofobia adquiere formas bastante agudas y una persona simplemente tiene que recurrir a un especialista para obtener ayuda. Y si el paciente es confirmado con un diagnóstico de temor de espacio cerrado, entonces el tratamiento generalmente se reduce al método de "cuña de cuña". Consiste en el hecho de que una persona es conducida a una habitación pequeña, cuyas paredes se dirigen en un ángulo entre sí y se estrechan a medida que uno se mueve más profundo. Inicialmente, el paciente pasa allí, en la fuerza, un par de minutos. Al día siguiente, el tiempo pasado en la "cámara de tortura" aumenta ligeramente. En el tercer día, un poco más. Y esto continúa hasta que la persona que sufre de claustrofobia sea plenamente consciente del hecho de que esencialmente no hay peligro, y nada lo amenaza. Al principio escucha la voz de un psicoanalista, que constantemente le habla, distrayéndolo de los pensamientos de pánico. En la última etapa del tratamiento, cuando los síntomas principales del miedo al confinamiento casi pasan, el paciente ya está pasando tiempo en una habitación estrecha en completo silencio, aprendiendo a controlarse y utilizando ciertas técnicas de respiración que prácticamente reducen el pánico a cero.

En cualquier caso, siempre el primer paso para deshacerse de las fobias es el reconocimiento de que complican mucho la vida. Una vez que una persona comienza a darse cuenta de esto y tiene el deseo de vencer sus demonios en sí mismo, deja de ser un esclavo del miedo y se embarca en un camino de guerra que casi siempre conduce a la victoria. Recuerde, lo principal es querer, y el resto es una cuestión de técnica.