Espiritualidad del hombre

Recientemente, a menudo se puede escuchar hablar sobre el problema de la espiritualidad de la sociedad moderna. Los líderes religiosos, las figuras culturales e incluso los diputados hablan mucho y muy bien, se enojan con los medios de comunicación, hablando del impacto destructivo en la generación más joven. Y no se puede decir que no se tomaron medidas para desarrollar y educar la espiritualidad del individuo: la información proporcionada a través de los medios de comunicación se controla estrictamente, se introducen temas religiosos en las escuelas y en los canales de televisión central se pueden ver los programas dirigidos por pastores espirituales. Nadie dice que esto es malo, pero es dudoso que todas estas acciones puedan ayudar a resolver el problema de la espiritualidad humana. Por qué, averigüémoslo.

¿Cuál es la espiritualidad del hombre?

Antes de hablar sobre la espiritualidad y la falta de espiritualidad del individuo, es necesario determinar qué se debe entender por estos conceptos, ya que hay muchos conceptos erróneos en esta área.

A grandes rasgos, la espiritualidad es un deseo de autoperfeccionar el espíritu, una falta de apegos a la vida sensual, a los placeres bajos. En consecuencia, la falta de espiritualidad es el deseo de saciar (no confundir con la satisfacción elemental) las necesidades del yo físico, sin pensar en otra cosa.

A menudo, la espiritualidad de una persona se asocia con la religión, visitar instituciones religiosas y leer literatura de este tipo. Pero aún es imposible poner un signo igual entre religiosidad y espiritualidad, hay muchos ejemplos donde las personas que asisten regularmente a la iglesia son los peores representantes de la raza humana. La cruz (media luna, hilo rojo en la muñeca) es solo un símbolo de espiritualidad, pero no su manifestación.

No se puede decir que la espiritualidad depende de la educación: el conocimiento de las leyes de Newton, las fechas del bautismo de Rus y los nombres de los apóstoles no salvarán a una persona de la sordera del dolor y el sufrimiento de otra persona. Por lo tanto, cuando se nos dice que la introducción de la educación religiosa contribuirá a sentar las bases de la espiritualidad, uno solo puede simpatizar con esa inepta astucia.

La espiritualidad no se enseña en la escuela, la vida lo enseña. Alguien ya está llegando al mundo con esta cualidad, que a medida que envejece se convierte en una clara comprensión de que todo lo tangible, transitorio y sin relleno interno, no tiene ningún sentido. Alguien necesita pruebas de vida serias para comprender esta simple verdad Por lo tanto, la espiritualidad es siempre una elección consciente de una persona, y no una opinión impuesta por alguien. Es como la música que escuchamos por orden del corazón, y no siguiendo el consejo de los críticos musicales.

A veces se puede escuchar que una mujer moderna, cultura y espiritualidad, los conceptos no son comparables, dicen, estamos tan empantanados en problemas cotidianos, amamos el dinero tanto que no hay más espacio para nada. Tal vez esta opinión tenga derecho a existir, solo permita que aquellos que lo dicen intenten recordar cuándo se desvanecieron por última vez frente a la bella imagen, sin tratar de calcular cuánto puede costar este milagro.