Embarazo y lactancia

Para cada madre, los períodos de embarazo y lactancia son el momento más sensible y emotivo cuando la conexión con el niño es particularmente fuerte. Debido a un fondo hormonal específico, una mujer, estando embarazada o amamantando, es especialmente sensible y está decidida a crear. Ella quiere pasar mucho tiempo con el niño, acariciarlo, arrullarlo y jugar con él.

Lactancia y un nuevo embarazo

Existe la opinión de que no puede quedar embarazada mientras amamanta. Esto es parcialmente cierto. Debido a la producción regular en el cuerpo de una mujer que amamanta, la hormona prolactina, responsable de la presencia de leche materna, suprime la hormona progesterona, que es responsable de la maduración del óvulo, que se expresa por la ausencia de menstruación regular en una mujer. En el caso de la aplicación frecuente del bebé al seno, la progesterona se produce en cantidades escasas y, por lo tanto, la probabilidad de un nuevo embarazo es insignificante. Si los intervalos entre las tomas son más de 4 horas, aumenta el riesgo de quedar embarazada durante la lactancia.

Sin embargo, lo anterior, así como los frecuentes nacimientos del clima, indican que la lactancia no es un método anticonceptivo confiable, y que es fácil quedar embarazada mientras amamanta. El inicio de un nuevo embarazo puede ser una sorpresa completa para una madre lactante. Sobre su comienzo, ella no puede sospechar, y la falta de cancelaciones mensuales para la reorganización hormonal.

Embarazo durante la alimentación

El embarazo durante la lactancia puede tener sus propias peculiaridades de flujo y, por lo tanto, requiere una observación especial. El hecho de que amamantar durante el embarazo puede causar una amenaza de interrupción. Esto se debe a la producción de la hormona oxitocina, que responde a la estimulación de los senos y en respuesta provoca una avalancha de leche en las glándulas mamarias. Sin embargo, la presencia de oxitocina en la sangre de la mujer provoca no solo la lactancia, sino también contracciones del útero, ya que estimula la actividad de nacimiento. Esta circunstancia puede afectar negativamente el desarrollo de un nuevo embarazo y provocar un aborto espontáneo. En caso de tal amenaza, se recomienda que una mujer deje de amamantar e ir al hospital.